UNA SANADORA EFICAZ
La Turquesa ofrece bienestar al cuerpo y solaz al espíritu.
Es una piedra protectora y ha sido usada para hacer amuletos desde tiempos inmemoriales. Se cree que cambia de color para avisar del peligro de infidelidad. La turquesa fomenta la sintonía espiritual y potencia la comunicación con los mundos físico y espiritual. Puesta sobre el tercer ojo, potencia la intuición y la meditación. Sobre el chakra garganta libera antiguos votos, inhibiciones y prohibiciones y permite que el alma vuelva a expresarse. Explora las vidas pasadas y muestra que la creación de tu propio destino es un proceso continuo y depende de lo que hagas a cada momento.
La Turquesa es una piedra de purificación. Disipa las energías negativas y limpia la bruma electromagnética, proporcionando protección contra los polución antes del medio ambiente.
Equilibra y alinear todos los chacras con los cuerpos sutiles y sintoniza el nivel físico con el espiritual. Según el pensamiento tradicional, la turquesa une la tierra y el cielo, unificando las energías masculinas y femeninas.Esta piedra es empática y equilibradora. Promueve la autorrealización, ayuda a resolver problemas creativamente y calmar los nervios cuando uno tiene que hablar en público.
Psicológicamente, la turquesa es una piedra que fortalece. Disuelve la actitud de mártir o el auto sabotaje.
Mentalmente, la turquesa infunde calma interna al tiempo que mantiene la alerta y ayuda a la expresión creativa.
Emocionalmente, la turquesa estabiliza las alteraciones del estado de ánimo y aporta calma interna. Estimula el amor romántico.
A nivel físico, la turquesa es una piedra excelente para tratar estados de agotamiento, depresión o ataques de pánico. Una de sus funciones protectoras es defender de influencias externas o de polución antes atmosféricos.
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